sábado, 24 de enero de 2009

CELEBREMOS LA PAZ CADA DIA EN EL COLE




DIA DE LA PAZ


Esta semana celebraremos el día de la Paz en nuestro Cole colocando carteles con la palabra "PAZ" en casi todos los idiomas de los países de nacimiento de los alumnos del "Marcos Frechín". También cantaremos todos juntos en el patio la canción de Antonio Flores "No dudaría". Será bonito estar todos los niños y niñas juntos con el mismo objetivo: LA PAZ. Pero más bonito, como dice "Ojitos" sería que cada día recordásemos esta palabra y nos respetaramos los unos a los otros. ¡PODEMOS CONSEGUIRLO!

CONCURSO LITERARIO

El premio del primer certamen de "Adivina, adivinanza" ha reaído en la compañera de 6º A Leyre Ramos Molinos, que adivinó que se trataba del libro: "Cuento de Navidad, de Charles Dickens". El premio consistió en el propio libro. Felicidades a Leyre y atentos al segundo "Adivina, adivinanza" que se publicará en Febrero.

LA NOTICIA

Érase una vez una cabra…
¡Una cabra!
-Sí, una cabra. ¡No me interrumpa, por favor!
Érase una vez una cabra atada a la valla…
-¡La valla del corral!
-¡Quiére dejar de interrumpir, sabiondo!
-¡Usted perdone, siga!
Érase una vez una cabra atada a la valla de un Colegio…
-¡Ya, y un marciano cambiando cromos!
-¿Por qué no me deja continuar y luego, al final, ya habla usted, si le parece, vale?
-No problem mister, largue todo el cuento de vez.
-¡Muchas gracias! Sigo.
Érase una vez una cabra atada a la valla de un Colegio del Barrio de Las Fuentes de nombre “Marcos Frechín” a la hora del recreo.
Qué de cómo y en qué momento sucedió existen disparidad de criterios. Unos se la encontraron ya atada; otros dicen que vieron a alguien atándola pero no especifican raza ni color del sujeto; y, por último, los más, opinan que este detalle no tiene demasiada importancia para nuestra historia, que lo importante es que “había una cabra atada a la valla de su recreo” y que eso no lo van a olvidar en toda su vida; vamos, que hasta dicen que ya tienen la primera e interesante historia que contar a sus hijos, nietos y bisnietos.
La cabra, que en verdad estaba atada a la valla del citado colegio, estaba solita, como abandonada, como perdida, como sin dueño …
¡Pero cómo narices se puede dejar atada una cabra a la valla de un colegio! Acaso sus dueños, ¡que digo!, sus despiadados dueños no se dieron cuenta de que no era un perro que pueda dejarse en la primera gasolinera o en medio el campo, o…atada a la valla del Colegio “Marcos Frechín”.
¡No habrá castigo suficiente para los desalmados que dejaron sola a la pobrecita cabra!
Al poco del suceso comenzó a circular la teoría de que la cabra era de unos señores que se dedican a esto del espectáculo callejero-musical con animal incluido, en este caso “con cabra”, y que la aparcaron atada a la valla del colegio para ir a tomarse un café en el bar de la esquina. Pero esta teoría no se sostiene, ya que a nadie se le ocurriría hacer una acción tan mezquina, a no ser que lo haga todos los días.
Desde luego en la valla del Colegio “Marcos Frechín” era la primera vez que dejaban a un animal atado. Es cierto que han atado otras cosas como sillas de cuatro patas y cochecitos de bebé – que todavía siguen atadas, por cierto -, pero hasta ahora de animales nada de nada.
-¿Qué será lo próximo que dejarán atado a la valla del Colegio? – voceaban los más temerosos.
-¡A lo mejor es un jamón de Teruel! – aseveraban los más optimistas y prácticos.
-¡De jamones, nada! Seguro que nos colocan un coche viejo y estropeado.- corregían los sempiternos pesimistas.
­-Lo que no nos van a dejar atado a la valla del Colegio son globos de colores o ramos de flores, o farolillos chinos, ni tampoco un mundo maravilloso.
Los niños y las niñas del Colegio “Marcos Frechín” abandonaron por un día sus juegos de patio encaramados a la valla con las dos manos sujetas con la fuerza del que teme despertarse de un bonito sueño.
Aquella noche, seguro que los sueños de todos aquello niños y niñas se vistieron de prados verdes y montañas blancas llenas de cabras, libres y traviesas cabras que con sus saltos nos devolvían la alegría de ser niño y tener toda la vida para hacer realidad nuestros sueños.
Aunque en algunos de ellos aparezca una cabra atada a la valla de un colegio.
El Colegio “Marcos Frechín”, por ejemplo.

- Francisco J. Giménez Olivares -