Felicitaciones a Eduardo y a todos los chicos y chicas participantes, por la calidad de sus trabajos, la ilusión puesta en ellos y el buen trabajo realizado.
“La noche de las
Calabazas”, por Eduardo Carruez– 4ºB
Érase una vez una granja en la que había muchas
calabazas. Las cuidaban muy bien, pero un día se les olvidó echar abono a la
tierra y no las regaron.
Por la noche, las calabazas se despertaron y empezaron a
andar. Cuando la vecina de los granjeros salió a comprar se llevó un susto de
muerte. Volvió corriendo a su casa y se metió dentro y llamó a la policía.
Los granjeros oyeron ruidos fuera y decidieron salir;
vieron las calabazas y ellas se echaron a correr.
Para ser calabazas, eran muy raras, pues se comían todas
las farolas que veían.
Cuando salió el sol las calabazas volvieron a la granja.
Después de comer, los granjeros junto con el resto del pueblo
decidieron cortarlas.
No sirvió de nada porque por la noche se despertaron otra
vez. La policía les disparó pero no sirvió de nada. El Alcalde dijo que si lo
de las calabazas seguía así, el pueblo se iba a quedar sin farolas.
El granjero volvió a casa pensando que se le había
olvidado echar abono a la tierra y regarlas.
Cuando llegó a casa las rogó y echó abono a la tierra.
Por la noche la policía vigilaba las farolas, los ciudadanos ponían cadenas en
las puertas y tapaban las ventanas, sobre todo los granjeros.
Todos se estaban poniendo nerviosos, pero no pasó nada. El
granjero pensó que debía regarlas todos los días o si no se despertarían otra
vez.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
¿Os he contado que la semana siguiente no regaron las
lechugas?
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